Dejamos atrás una buena mañana en Castrocalbón, y entorno hacia la una y media de la tarde, llegamos a Jiménez de Jamuz en busca de un lugar donde poder degustar algún plato típico, para luego visitar el Museo del Barro y algunos de los alfareros de la zona.
Comenzando por el yantar, nos indicaron de dos restaurantes: Casa Aniceto y El Capricho, cada uno en su estilo, el primero por su cocina astur-leonesa, el segundo de sobra conocido, es todo un referente internacional por sus carnes rojas a la brasa.
Os dejaré luego toda la información para que visitéis sus webs y ya cada uno que decida.
Después de un buen café, fuimos en busca del arte del barro, todo un arte el ver hacer botijos, vasos, cazuelas y demás, nuestra primera parada no podía ser otra que el Museo Alfar.
Nos cuenta Jaime, la persona responsable y joven, que se inauguró en 1994 con el motivo de recuperar las tradiciones propias de la alfarería y promover el desarrollo turístico de Jiménez de Jamuz; siguiendo las pautas históricas: extracción del barro a pico y pala, secado, toña y amasado; la creación de piezas tradicionales mediante rueda de pie, cocción en un horno Árabe con leña de urces y el vidriado de las piezas y su decoración con sulfuro de plomo y la utilización de una pluma de gallina.
La entrada, es accesible, aunque de vez en cuando tengáis algún bote que otro, cuenta con suelo de losas de piedras rejuntadas.
Nada más llegar os recibirá con un exquisito trato y os hará una visita guiada sobre toda la historia del barro y Jiménez de Jamuz; según entramos a la mano derecha, veremos una vitrina con varias piezas de cerámica con más de cien años y los famosos ladrillos encargados por Gaudí para la decoración interior del Palacio Episcopal de Astorga. A unos escasos metros, el horno Árabe (no es visitable) y enfrente, un antiguo edificio rehabilitado donde se encuentra el taller y la zona de demostración.
La zona de demostración mantiene el diseño y estructura tradicional con sus paredes de barro y su cocina.
La visita guiada dura sobre unos cuarenta minutos, veinte de ellos para repasar la historia tradicional de la alfarería y el resto para ver una demostración a la antigua usanza.
Sin duda, todo un interesante aprendizaje que concluyó con nuestro agradecimiento a Jaime, persona encarga del Museo.
Dejamos el Alfar-Museo y tomamos camino hacia las alfarerías del pueblo, pues el tiempo apremiaba por el horario de cierre.
Alfar-Museo
Octubre a Mayo:
De Miércoles a domingo de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 19:00 horas.
Junio a Septiembre:
Miércoles a domingo de 10:00 a 14:00 y de 17: a 20:00 horas.
Lunes y martes: Cerrado